"Empecé a fumar cannabis con 14
años, sólo lo hacía de vez en cuando y siempre en compañía. Nos reuníamos
todos, supuestamente, para jugar a las cartas, pero en realidad lo que nos
llevaba allí eran las ganas de fumar. Aunque esto lo veo claro ahora, porque
antes creía que controlaba. Me encantaba esa sensación de pasarnos el porro, me
hacía sentir muy unido a mi gente. Años después, comencé a fumar a diario, sólo
por las noches, para acabar, más tarde, fumando entre seis y ocho canutos
diarios. Se que muchos pensareis que no es tan grave, que los porros no tienen
tantos efectos perjudiciales como otras drogas, y puede que así sea, (aunque
hay informaciones muy dispares al respecto), pero lo peor es verte convertido en su
esclavo. Yo no concibo la
vida sin cannabis, no se estar en mi casa sin fumar, ni tampoco en la calle.
Algunas novias que he tenido se han acabado cansando de mi apatía, de verme
siempre tirado en el sofá, metido en mi mundo, porque en ese momento me
apetecía más eso que salir a cenar con ellas. He pasado largas temporadas
desconectado del planeta, fumado, metido en mi casa y sin llamar a nadie,
porque nada me motivaba más, ni ver a mi gente, ni cualquier plan, que estar
fumado. Es verdad que no todo el mundo acaba así, hay quien puede ser más
moderado, pero hay otros muchos, como yo, que no sabemos, no queremos o no
podemos. Espero que este no sea nunca tu caso. No vanalices la
adicción psicológica al cannabis, puede ser igual o más fuerte que la de drogas aparentemente
más peligrosas."
No hay comentarios:
Publicar un comentario